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FISIOPATOLOGÍA GENERAL
8.
TERMINOLOGÍA MÉDICA
En todos los ámbitos de la vida y en todas las profesiones existe lo
que se conoce como
lenguaje profesional.
Es por ello que la medi-
cina también dispone de un vocabulario propio, denominado lenguaje
médico, que muchas veces es difícil de comprender por la mayoría de
personas que no forman parte del ámbito sanitario. El lenguaje médico
se define como aquel sistema de comunicación que se emplea en la
práctica de las acciones sanitarias.
El
lenguaje médico
está compuesto principalmente de términos que
provienen de las lenguas clásicas, como son el latín y el griego. A priori,
los términos médicos pueden parecer muy complejos o liosos, pero
si los observamos veremos que tienen siempre algo en común, las raí-
ces o parte principal de la palabra, los prefijos y los sufijos. Para poder
entender mejor el lenguaje médico desglosaremos los términos para
comprender los recursos que se emplean a través de él.
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Epónimo:
es el nombre por el que se conoce a una enfermedad o
una característica anatómica que recibe el nombre propio del médi-
co o del investigador que la describió o la descubrió. Un claro ejemplo
del uso de epónimos serían las trompas de Falopio, la enfermedad de
Alzheimer o el Parkinson. Los epónimos se suelen utilizar porque a
veces resulta menos complicado nombrar la patología o la zona ana-
tómica con el epónimo correspondiente que tener que describirla.
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Siglas:
se forman con las letras iniciales de las palabras que compo-
nen un conjunto que describe algo concreto. Un ejemplo sería AAS
(ácido acetilsalicílico) o ACV (accidente cerebrovascular). En algu-
nas ocasiones los acrónimos se incorporan al lenguaje médico sin
que previamente se hayan traducido al idioma local o que convivan
ambos términos dentro del lenguaje médico. Por ejemplo, en España
el acrónimo de “electrocardiograma” es ECG aunque también se
suele emplear el acrónimo alemán EKG.
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Sinónimos:
se emplean para dar un matiz diferenciador, pero sobre
todo más preciso, a las palabras que popularmente se usan y se dan
con mucha frecuencia en el lenguaje médico. Por ejemplo, un golpe
en lenguaje médico sería una contusión, un saliente sería una protu-
berancia o un conducto orgánico sería una luz.
Para aclarar el significado de los términos empleados en el lenguaje médi-
co es preciso conocer las raíces,
que normalmente hacen referencia
a las principales partes de la anatomía humana. Estas raíces suelen ir
acompañadas de un prefijo o de un sufijo que modifica o complementa
